Perturba las facciones del decrépito,
que dona o que recibe de un espanto,
talego de monedas, ¡brusco estrépito!
Al hombro, ampara un ente sacrosanto,
y con flecha pregona un esqueleto…
¿anuncia algún rescate?… pues no tanto.
Abajo, el moribundo no discreto,
parece reincidir, y con pericia.
No valora el rosario de amuleto…
¿en él, aún le rige la avaricia?