La Pesadilla

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De Heinrich Füssli

¡Abatida e inconsciente! A la doncella
se le aparece un íncubo alevoso
ocupando su pubis… ¡La atropella!

Es la hora en que procede tal acoso,
y la roja cortina por la noche,
es cómplice del drama tenebroso,

cuando le cede espacio, sin reproche,
al jaco, consagrado por Satán,
aturdiendo los ojos cual fantoche.
¡Maldita pesadilla en el diván!

La Isla de Los Muertos

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De Arnold Böcklin

Los últimos destellos vespertinos
agrian la catacumba y los cipreses.
Al islote se embarcan peregrinos,

en desabrida pose… van corteses;
uno de pie, y el otro dirigiendo
el periplo, en un piélago sin peces.

Causan malicia por llevar atuendo
que, fácilmente plasma la quietud,
pero en oscura atmósfera, ¡en crescendo!,
se transporta, en la barca, un ataúd.

La Muerte de Un Avaro

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De El Bosco

Perturba las facciones del decrépito,
que dona o que recibe de un espanto,
talego de monedas, ¡brusco estrépito!

Al hombro, ampara un ente sacrosanto,
y con flecha pregona un esqueleto…
¿anuncia algún rescate?… pues no tanto.

Abajo, el moribundo no discreto,
parece reincidir, y con pericia.
No valora el rosario de amuleto…
¿en él, aún le rige la avaricia?

El Rostro de La Guerra

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De Salvador Dalí

Abandonada: en un desierto y sola,
emerge por el aire una figura
nacida por mano de española

visión. Y sobrelleva con locura,
ofensiva de múltiples serpientes
y dos piezas que fingen dentadura.

Dolor y desespero —¡armipotentes!—,
perturban fauces y ojos. Y en querellas,
las cejas que se rompen y turgentes.
Abajo, en la derecha, extrañas huellas.

La Balsa de Medusa

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De Théodore Géricault

Neptuno despiadado, ¡vibra el músculo!;
las almas en el bote se horrorizan
al verse vomitadas al crepúsculo.

Las rachas al velamen pulverizan,
nubarrones constriñen fulminantes:
decenas de ahogados profetizan.

Carentes de ilusión, los navegantes,
marginados de toda mano sólida
que pudiera calmarles sus semblantes,
se desalientan por la guía estólida.

El Triunfo de La Muerte

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De Pieter Bruegel, El Viejo

Ruina, perplejidad, ¡expurgación!
El mundo sufre la balanza negra
que le ha tasado su degradación.

La hueste con guadaña desintegra
a la turba contrita, sin indulto;
¡se oyen risas del ente que se alegra!

Horroriza la muerte con su vulto;
desfigura la tierra sentenciada,
huella al castrado cuerpo e insepulto.
La vida se deslustra con la nada.

Ruinas de Una Abadía y Cementerio

Ruinas de una abadía y cementerio, de Caspar David Friedrich (1774 - 1840)
De Caspar David Friedrich

Lenta la marcha al camposanto viejo:
todo es baldío por el bosque algente;
cae la noche, susurrando un dejo…

Ante la vasta puerta, de repente,
las garras firmes de los troncos dejan
la sensación de amedrentar la gente.

Los enlutados a la par se alejan
menospreciando el orden de las cruces;
inconfundiblemente no se quejan.
¡Júntanse vida y muerte en contraluces!

Estudio Siguiendo El Retrato del Papa Inocencio X, de Velázquez

Estudio siguiendo el Retrato del Papa Inocencio X, de Velázquez - Francis Bacon 1953
De Francis Bacon

¿Quién absuelve a este anciano de inocente
si aparenta aterrar, mas no animar?
Su boca: montaraz, displicente.

Entre fantasmagórico y vulgar.
Preso en su estrado, sin alguna pierna;
sus ojos casi extintos, sin mirar.

¿Bacon con esta voluntad alterna
de Velázquez, turbaba el testimonio?
¡Concepto belicoso que consterna!…
Mas no le oculta al papa su demonio.

El Grito

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De Edvard Munch

Se encrespa el limbo siendo un mar de fuego,
el zarco bate curvas energéticas;
calidez y frescura urdiendo un juego.

Dos figuras, al fondo, muy patéticas,
sin gestos que se puedan escrutar,
tal vez conspiren tramas hipotéticas.

Una entidad al frente, sin guiñar,
sugiere descarriarse en un abismo:
sola, confusa, larga, sin llorar…
¡la garganta desgarra en el mutismo!

Saturno Devorando a Un Hijo

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De Francisco De Goya

Anciano repugnante y antropófago.
Titán carente de piedad. ¡Astuto!
¡Mutila el cuerpo, llévalo a su esófago!

Enjuicia al heredero sustituto
que, derrotado, sangra y agoniza.
Así la usura extiende su tributo.

Para oprimir su trono descuartiza,
porque se fuga del temor enfático
que latente en el tiempo le utiliza:
¿Es acaso Saturno, un dios pragmático?